miércoles, 14 de diciembre de 2011

“PERÚ: ¡DONDE HAY PALABRA, NO ENTRA BALA!



ENTE PERUANO-ARGENTINO DE SOCIÓLOGOS (EPAS)

Escribe, sociólogo: Antonio Solís Tasaico.

Buenos deseos y augurios al gobierno de O. Humala sufre primera crisis –expresada hace algunos días-. Analistas y derecha imaginaba que O. Humala inclinaría balanza por Chávez o velasquismo. Éste opta por J. Ignacio “Lula” da Silva; aquel modelo articula democracia-economía amplia y abertura fuertemente hacia redistribución a favor de la pobreza. Ésta tiene éxito en Chile, Uruguay, Brasil, con dos elementos centrales: un Estado reformado y reestructurado –que funciona bien, en hacer política social-, la segunda, funciona porque tienen partido político fuerte: O. Humala: ¿Puede emular al funcionamiento de éstos países de centro izquierda, o a “Lula”?.
Perú requiere centralmente dos cuestiones: primero, construir el proyecto de desarrollo nacional que obvie improvisaciones –sea un Estado fuerte, serio, y exista hasta el último rincón del país (no “inspiraciones derechistas o militaristas” o -personalismos presidenciales) constituyendo el guión nacional y no “hoja de ruta” o “plan de gobierno” que parecieran: “saludo a la bandera”. Brasil, Chile, Uruguay –como resto de países asiáticos y desarrollados- son su eje central sobre el cual gira, descansa, progresa y desarrolla su nación. Significa e implica planificación, racionalidad, ordenamiento, ética, moral: como la Grecia-Helénica hace dos mil años cotidianiza al ciudadano y sociedad, reuniéndose en el ágora greco –hoy parlamento-, o auditorio, plaza…-. Con ello, no importaría quién llega a la presidencia, bastaría continuar el proyecto nacional –quedando al albeldrio: estilo, carisma, glamor del gobernante de turno-; dentro de éste, implican la institucionalidad pública, y desterrar comportamiento como la universidad –por ejemplo-: abuso del poder, funcionamiento, corrupción, omisión de ley universitaria, desterrar bandidaje, nepostismo, ílicitos, fatuidad-adocenamiento, impías vendetas; e institucionalidad privada. La Segunda cuestión, es la reforma del estado –que no es sólo cambiando constituciones, sino perfeccionándolas, afinándola, despresidenciándola-, compatibilizando con el proyecto de desarrollo nacional; Chile, demuestra que es factible, donde no interesa cinco presidentes de “Concertación” (centro izquierda), y hoy S. Piñera (derecha), todos continúan su proyecto nacional. Pero estado fuerte supone que debe funcionar en todo espacio geográfico nacional; realizando algunas funciones como: facilitación a las políticas sociales con eficiencia; Brasil de “Lula”

30 millones de favelados dejaron su pobreza; programa Bolsa Familia, fue posible a la burocracia en mínima expresión –que no ocurre en Perú-, de ahí la corrupción estatal. La medida de estado limitado, en programa y políticas sociales, lo hace ineficiente, injusto, clientelista y corrupto.
El Estado fuerte supone e implica colaboración, imaginación, actitud, aptitud para percibir, superar los conflictos sociales. Perú hoy tiene más de 200 conflictos sociales por resolver, pero no es posible por incapacidad del estado peruano –instituciones estatales-; éstas no cumplen en solventar y solucionar las demandas-exigencias de la población de aquellos ciudadanos provincianos. Adherido a ello, la población ha perdido la confianza entre las pocas institucionales del estado débil: no confía en la policía, FF.AA, en el poder judicial; los gobiernos municipales y regionales, tienen incapacidad administrativa: desactualizada, indolente, no son mediadoras de sus preocupaciones, decidiendo hacerse protagonistas, y considerarse tan valioso e importantes como el gobierno central, congreso, el poder centralizado en Lima. Estado fuerte es desarrollar confianza y fe en estado-proyecto de desarrollo nacional; sin ello, no se construye la gobernabilidad democrática (el resto es canto de sirena… palabras, palabras).

Países mencionados según encuestas-sondeos, la ciudadanía mayoría confía en sus gobiernos-presidente. En Perú, sólo el 25% de ciudadanos confía en su gobierno-presidente. “Lula” gobierna con partido: el PT, en Uruguay el Frente Amplio, en Chile el Partido Socialista, con bancada parlamentaria: con disciplina, , experiencia, cuadros políticos, solvente-sólida; municipalidades que trabajan a favor del gobierno central. ¿Por qué en Perú la protesta?, ¿de dónde deviene comportamientos radicales al interior del país?; ¿de dónde irracionalidad al diálogo, arriesgando progreso, gobernabilidad?. La respuesta es la desconfianza de muchísimos presidentes, con “promesas electorales, plan de gobierno”; el proyecto de desarrollo nacional acabaría la demagogia. La desconfianza se anida –quizá- desde la colonia: donde cambio todo, para que todo siga igual. Desde 1821 gobernaron Perú, militares por cobrar “la defensa de la patria” a través de sus gobiernos. A finales del siglo XIX, eligen a un civil: Manuel Pardo- ; el siglo XX, la constante fue similar, y se olvidaron todos de construir un verdadero proyecto de desarrollo nacional, un estado fuerte; Chile al contrario, construye institucionalidad civil desde su independencia –hace 200 años-, el militarismo sólo cumple la defensa nacional. Por eso sorprendió el golpe de estado del 11 de setiembre de 1973, de A. Pinochet contra S. Allende.
Chiclayo, 13

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