jueves, 28 de febrero de 2013


¿POR QUÉ TENEMOS QUE SER MINISTROS?

Por León Trahtemberg 


Ministro por qué tengo que ser 03 03 2013 

En un post colocado en mi facebook el 16 02 2013 a propósito de mi participación como co-promotor de la creación del colegio ÁLEPH en Lima, varios interlocutores me hicieron dos preguntas o señalamientos que suelen repetirse en distintos espacios en diversas formas, razón por la cual creo oportuno contestarlas con amplitud y transparencia por consideración a quienes me leen continuamente.  

1) RS dice: “Me gustaría saber los motivos por los que una persona como Ud. teniendo la posibilidad de servir a todo el país con sus conocimientos sobre educación, no ha aceptado la responsabilidad ministerial cuando le ha sido propuesta, independientemente de cuestiones políticas”.

2) CJ dice: “No puedo dejar de lamentar que en mi país sólo las personas que tienen mucha solvencia económica puedan aspirar a la mejor educación; hay muchos chicos talentosos en las escuelas públicas cuyas habilidades se pierden por falta de recursos y por no existir ninguna política coherente en el sector (estatal) de educación”. Señalamientos afines tienen que ver con mi dedicación a este proyecto privado que por ser pagado no estará al alcance de todos. 
A continuación comparto con ustedes mis respuestas, porque creo que pueden calzar con preguntas que más de uno de mis interlocutores de las diversas regiones del Perú me ha hecho con anterioridad y no siempre tengo la oportunidad de aclarar.

1) Creo que a lo largo de mi vida profesional he asumido diversas responsabilidades para servir a mi país con mis conocimientos como educador, conferencista, columnista, analista, comunicador, tratando de aportar lo mejor de mi conocimiento a quienes deseen escuchar o leer lo que expreso. El aludido facebook es otro medio gratuito para ello. He trabajado y lo sigo haciendo con sectores muy pobres (actualmente por ejemplo en las zonas rurales de Puno en un proyecto de 3 años de Minsur para el desarrollo educativo de sus distritos), así como con sectores medios privados (Innova Schools, Talentos de Trujillo y otros colegios a los que asesoro puntualmente), etc. No comparto la presunción de quienes piensan que la única manera de expresar responsabilidad en el Perú sea aceptando un cargo de ministro, que es un reto que requiere otro tipo de capacidades y vocación, que es la de ser funcionario público. 
Todo lo dicho sumado a que para ser un ministro que de verdad pueda implementar propuestas como las que yo planteo se requiere de un equipo de gobierno que incluya al presidente, ministro de economía, primer ministro y presidente del congreso que crean en esas propuestas y estén dispuestos a hacer el todo por el todo por implementarlas, cosa que no he visto en los últimos 40 años.    

2) No se puede pedir a nadie que en los proyectos personales que lleva a cabo resuelva todas las carencias educativas e inequidades del Perú. Lamentablemente si se quiere hacer algo realmente novedoso en la educación en el Perú lo usual es que se tenga que hacer en el sector privado y asumir los costos que eso implica. Con una simple operación aritmética se darán cuenta de lo que eso implica: un terreno muy grande, profesores del segmento más alto de calificación del mercado, infraestructura amigable, moderna e interactiva, equipos y materiales modernos y suficientes, convenios de consultoría internacional y viajes de capacitación de los promotores y del personal, inglés intensivo, etc. Eso tiene que ser financiado por los costos de las inscripciones y pensiones, que no pueden estar muy lejos de los que cobran actualmente los colegios más reputados en cada región.     
   
Nada de eso supone que mis socias de La Casa Amarilla o yo no nos interese la educación pública o no tengamos sensibilidad social, ya que tanto ellas como yo venimos apoyando  constantemente y de manera gratuita infinidad de actividades e instituciones educativas de los sectores más necesitados del país, poniendo en juego la misma experiencia y vocación educativa que hacemos en los sectores privados económicamente pudientes. Pero si el estado no está dispuesto a invertir lo necesario para sacar adelante proyectos de vanguardia (como lo hace en Europa, Australia, Nueva Zelanda y EE.UU.), no por ello se puede criticar a quienes busquen que hacerlo por la vía privada.  

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